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Alfonso II y Ramiro I de Asturias – La Historia de España


Este es el episodio 35 llamado Alfonso II y Ramiro I de Asturias y en este episodio aprenderás:

Alfonso II de Asturias frente a Abd al-Rahman II

Dejamos la historia del Reino de Asturias en el episodio 30 Los emiratos de Hisham y al-Hakam, acuérdate de suscribirte al canal de YouTube o a los dos podcasts La Historia de España – Memorias Hispánicas para consumir todo mi contenido, y tienes beneficios exclusivos si te unes a la comunidad de mecenas en Patreon como han hecho Jaime Flórez Martínez y Jay Smith, muchas gracias a los dos y tú puedes hacer lo mismo siguiendo los enlaces de la descripción. Bien, aún en los primeros momentos del reinado del longevo monarca Alfonso II de Asturias los omeyas intentaron destruir completamente el reino montañés y reconquistar el norte peninsular, pero con al-Hakam I y su hijo Abd al-Rahman II la cosa cambió y las campañas se volvieron más limitadas en magnitud y ambición, ya nunca volvieron a pasar por Asturias, y los objetivos eran provocar destrucción, capturar botín incluyendo esclavos, y frenar los avances territoriales cristianos.

Reino de Asturias bajo Alfonso II de Asturias, primera mitad del siglo IX

Hubo pocas campañas contra el Reino de Asturias durante el reinado de Abd al-Rahman II por las duraderas revueltas de las marcas fronterizas, que evitaron que durante amplios períodos de tiempo los ejércitos omeyas no pudiesen cruzar la frontera. En el 823 el veterano general y háyib Abd al-Karim ibn Mugith comandó su última razia, una razia poco importante, que causó estragos en Álava y Castilla, y recordemos que en ese entonces Castilla básicamente era parte de Cantabria y el norte de Burgos. En el 825 hubo una doble campaña contra el Reino de Asturias, una expedición veraniega contra Álava que fue victoriosa para las armas islámicas, y más tarde en octubre o noviembre el soberano astur recibió información de los avances de dos ejércitos cordobeses sobre Galicia que le permitió derrotarlos por separado después de que pasasen por Viseo y Coímbra, que entonces no formaban parte del Reino de Asturias pero eran zonas que dejaron de estar controladas por el Emirato de Córdoba.

Después de una breve campaña contra Castilla al año siguiente, pasaron más de diez años sin campañas porque el camino habitual por Toledo y Mérida estaba bloqueado por rebeldes, y las tres campañas del 838, 839 y 840 sí que causaron destrucción como siempre pero al final estaban más pensadas en reforzar el control omeya sobre la Marca Superior que a combatir infieles, como comentamos sobre las funciones del yihad en la entrevista que hice a Javier Albarrán en Memorias Hispánicas. Como respuesta a estos ataques, a la que pudo Alfonso II envió una expedición ofensiva contra Medinaceli, pero un hijo de Musa ibn Musa se enfrentó a los cristianos y los derrotó, matando a su comandante y la mayoría de sus compañeros. A nivel de política interna tenemos sorprendentemente pocos detalles del reinado de Alfonso II a pesar de haber gobernado durante 50 años, aparte de todo lo que ya comenté en el episodio 30 y que antes, durante y después de reinar siempre tuvo facciones nobiliarias que se opusieron a su reinado.

Por destacar algo que no mencioné tenemos el fuero de Brañosera, la carta de población más antigua que conservamos pues data del 824 y fue otorgada por antepasados del conde de Castilla Fernán González a los cinco vecinos que fueron a poblar esta aldea del norte de la provincia de Palencia. Eso sí, por favor os pido que no repitáis mantras que leo por ahí de que Brañosera es el pueblo más antiguo de España o el que tiene el ayuntamiento más antiguo porque es una afirmación ridícula. El episodio histórico mejor conocido de su reinado tiene que ver con un bereber exiliado del Emirato de Córdoba. Comenté brevemente en el episodio 32 Abd al-Rahman II, el reformista, que después de que el emir enviara un ejército para que los bereberes de la provincia de Mérida se sometieran, un muladí y un bereber llamado Mahmud ibn Abd al-Yabbar se unieron para derrocar y asesinar al gobernador colocado por los omeyas en la capital emeritense en el año 828.

Este gobernador era el padre del que se convertiría en uno de los rebeldes muladíes más destacados de la segunda mitad del siglo IX, Ibn Marwan al-Yilliqi, y el caso es que tras el asesinato el emir Abd al-Rahman II de Córdoba envió un ejército contra los rebeldes de Mérida. Los rebeldes liderados por Mahmud consiguieron aguantar las embestidas e incluso ocuparon e hicieron correrías más al sur hacia el Algarve, pero ahí sufrieron muchas bajas en el 834 y Mahmud y el puñado de rebeldes bereberes que sobrevivieron tomaron asilo en el Reino de Asturias de Alfonso II. Según las crónicas asturianas y el cronista Ibn Hayyan, Mahmud fue bien acogido por el soberano astur y asentó a sus hombres y familias en la zona central de Galicia, para afianzar el control político sobre esta región y su defensa militar, porque después de Álava y Castilla Galicia era una región donde los andalusíes hacían sus habituales campañas militares.

El temor que infundía Mahmud a musulmanes y cristianos por igual logró que se edificasen aldeas y fortalezas entre Santiago de Compostela y Lugo y que hubiera prosperidad durante unos años, hasta que en el 840 el bereber se arrepintió y envió secretamente una carta al emir de Córdoba para solicitarle el perdón. Espías informaron a Oviedo y el rey Alfonso convocó al infiel con la intención de forzar su conversión al cristianismo y evitar su traición, pero alguien de la corte también se chivó a Mahmud, este no acudió a la capital y se puso a hacer algaradas por la zona de Lugo, muy probablemente con la ayuda de refuerzos de al-Ándalus. La amenaza era grande porque en Córdoba se estaba preparando una expedición contra Galicia encabezada por el propio emir y seguramente Mahmud se refugió en una plaza fácil de defender en espera de la llegada del ejército omeya, que de haberse unido al rebelde bereber podrían haber causado muchos estragos en el Reino de Asturias.

Un ejército de Alfonso se apresuró a poner sitio al castro del rebelde y los cronistas árabes afirman que el osado Mahmud logró que los cristianos se dispersasen, pero el líder bereber tuvo un accidente con el caballo y murió, y es que así de fácil es irse al otro barrio sin esperarlo. Al comprobar los cristianos que había muerto y no era ninguna treta, entraron en la plaza fuerte y mataron a los que se resistieron e hicieron cautivos a los que se rindieron. Entre ellos estaba Gamila, la hermana de Mahmud, famosa por su belleza y que según Ibn Hayyan se disputaron los nobles cristianos para hacerla su esposa y uno se casó con ella, la convirtió al cristianismo y tuvo varios hijos, uno de los cuales llegó a ser arzobispo de Santiago de Compostela.

El origen del culto jacobeo

Hacia el 830 un ermitaño llamado Pelayo descubrió allá por el oeste de Galicia unas ruinas con un sepulcro que destacaba, según la tradición jacobea porque escuchó voces celestiales y vio luces extrañas en el bosque. La arqueología revela que hubo un pequeño poblado en época romana en la actual Santiago de Compostela que fue abandonado en el siglo V, en esa época de grandes convulsiones en todo el mundo romano y con especial incidencia en la provincia de Gallaecia, si bien el lugar siguió siendo utilizado como un cementerio hasta el siglo VIII. En el siglo IX se trataba de un lugar relativamente apartado y abandonado, incluso con un bosque que estaba engullendo el antiguo mausoleo y restos romanos, porque por la zona solo había población rural dispersa con una pequeña iglesia cerca. Pensando Pelayo que había encontrado el sepulcro del apóstol Santiago el Mayor, se apresuró a comunicarlo al obispo Teodomiro de Iria Flavia, que visitó el lugar e identificó la tumba como la tumba del apóstol Santiago el Mayor.

¿Pero cómo terminó Santiago de Zebedeo en Hispania, acaso no había sido ejecutado en Jerusalén? Pues ahí está el tema, como ya comenté en el lejano episodio 9 Bajo Imperio y cristianismo en Hispania en la historiografía moderna prácticamente hay unanimidad en que la predicación de Santiago en Hispania y el traslado de su cuerpo en Galicia son invenciones sin ninguna base histórica. Fue en la Antigüedad tardía cuando empezó a circular la idea de que cada apóstol había ido a evangelizar una región del mundo conocido y al que le tocó la península ibérica fue el apóstol Santiago el Mayor. La obra más antigua que habla de ello es el Breviario de los Apóstoles, un texto latino de finales del siglo VII, y una eminencia muy respetada como Isidoro de Sevilla dio por buena la predicación de Santiago, aunque otros como Julián de Toledo o Martín de Braga no lo aceptaban.

Durante el reinado de Mauregato en los escritos del monje Beato de Liébana vemos como el cristianismo asturiano eleva al apóstol Santiago el Mayor como patrón protector de Spania, como una figura que puede proteger el Reino de Asturias, todos los cristianos de la península y como un símbolo frente al infiel musulmán. En su himno O Dei Verbum Beato de Liébana dice: “¡Oh apóstol santísimo y digno de alabanza, cabeza refulgente y dorada de Spania (Hispaniae), defensor nuestro y patrono sé nuestra salvación celeste contra la peste y aleja de nosotros toda enfermedad, llaga y maldad!” Para entonces parece que estaba bastante aceptado que Santiago el Mayor evangelizó Hispania y se creía que estaba enterrado en algún lugar del extremo occidental de la península, en un lugar conocido como Arcis Marmoricis.

Teodomiro pudo pensar que el topónimo hacía referencia a un arca de mármol como la que encontró, y es que los materiales del sepulcro encontrado demostraban que realmente debió ser una persona de posición social destacada, pero desconocemos su identidad. Fue por esta mentira, piadosa podríamos decir, que surgió el camino de Santiago y emergió Santiago de Compostela como la gran ciudad de la Galicia medieval, sin esta mentira no se habría producido el desarrollo económico, de las comunicaciones o la emigración y viajes por el norte peninsular en la Edad Media, ni tampoco los reyes asturleoneses hubieran tenido una figura bíblica en su territorio que reforzó su legitimidad e independencia política y eclesiástica igual que Roma decía tener la tumba de Pedro y Pablo o Constantinopla la de Andrés, y el culto jacobeo ha sido tan importante que Santiago sigue siendo santo patrón de España.

Ante el descubrimiento entre comillas del obispo Teodomiro, el rey Alfonso II de Asturias dotó el lugar de un monasterio para proteger el culto a Santiago el Mayor, es decir, no se reconstruyó el poblado ni se reutilizó la necrópolis, sino que inicialmente se estableció un santuario monástico con sus iglesias y dependencias alrededor de la tumba atribuida al apóstol. Los edificios de Alfonso II se construyeron con materiales muy sencillos y por eso estos edificios fueron renovados y ampliados por Alfonso III, quien tuvo mucho interés en utilizar propagandísticamente el sepulcro apostólico, y es que si Alfonso II solo concedió tres hectáreas al santuario y luego lo amplió a 60 km cuadrados, para el año 915 el terreno concedido alcanzó casi los 1000 km cuadrados, y aún recibió más ampliaciones y privilegios hasta el siglo XIII y así se formó el señorío de Santiago.

Era muy común en la Antigüedad tardía y también en la Alta Edad Media que las élites seculares y eclesiásticas de una región o incluso reyes promocionaran el culto a mártires y santos cristianos, ya que eso ayudaba a legitimar su control político y social sobre la sociedad y servía para atraer pobladores y peregrinos. Alfonso II de Asturias promocionó la fundación monástica original dentro de la misma tendencia de fundar monasterios y de crear nuevas diócesis como la de Oviedo o Lugo hacia el sur para expandir las fronteras políticas del Reino de Asturias y porque siempre era muy deseado por las comunidades cristianas el tener reliquias de apóstoles y santos. Si en las fuentes se magnifica el papel del obispo de Iria en la construcción de un santuario de culto al apóstol es también porque eso permitía reclamar a sus sucesores arzobispos de Santiago de Compostela su dominio político sobre la ciudad medieval, del mismo modo que se inventaron la batalla de Clavijo para justificar que los reyes cristianos hispanos pagasen tributo al arzobispado de Santiago de Compostela.

Reconstrucción artística de Santiago de Compostela en el 1211, cuando fue consagrada catedral y ya era una ciudad importante que atraía peregrinos del resto del mundo cristiano
Reconstrucción artística de Santiago de Compostela en el 1211, cuando fue consagrada catedral y ya era una ciudad importante que atraía peregrinos del resto del mundo cristiano

Con el tiempo el culto a Santiago fue atrayendo pobladores alrededor del lugar de peregrinación, la propia sede episcopal de Iria se trasladó de facto a Compostela durante el reinado de Alfonso III y el rey Ordoño II de Galicia concedió el privilegio por el que cualquiera que viviese por más de cuarenta días en el burgo sin ser reclamado como siervo conseguiría la condición de hombre libre y el derecho a vivir en Compostela. Por esas iniciativas del obispado de Iria y la monarquía asturleonesa se fue transformando el espacio alrededor del monasterio en una urbe con mucha capacidad de atracción de población. Ya en la década del 860 las fuentes francas se hacían eco del culto jacobeo en Compostela, aunque no fue hasta el siglo XI que las peregrinaciones a Santiago de Compostela empezaron a hacerse famosas por toda Europa y tuvieron un gran impacto en la sociedad y economía del norte peninsular.

Ramiro contra Nepociano por el trono asturiano

Cuando en el 842 Alfonso II falleció sin hijos a sus más de 70 años, el hijo del rey Bermudo Ramiro estaba lejos de la corte, casándose por segunda vez en Castilla. Según las crónicas asturianas, el mayordomo de palacio y pariente de Alfonso Nepociano usurpó el trono mientras que en cambio Ramiro había sido elegido legítimamente rey de Asturias de un modo desconocido. Sin embargo, hay motivos de peso para dudar de la veracidad de las crónicas aquí, porque Nepociano era un familiar del soberano anterior seguramente más cercano que Ramiro, el ser mayordomo de palacio era como el segundo con más poder del reino y es la misma posición que gozó Alfonso cuando se suponía que tenía que suceder al rey Silo, Nepociano tuvo el apoyo de los astures, cántabros y vascones, y además no tiene mucho sentido decir que Ramiro había sido elegido rey como hacían los visigodos pero sin estar en Oviedo, que por hacer paralelismos con el sistema de sucesión godo era requisito estar físicamente en la capital.

Como afirman historiadores como Armando Besga, todo huele a un intento del nieto de Ramiro I de Asturias, Alfonso III, para legitimar el reinado de su abuelo golpista y no poner en cuestión su propia legitimidad. Así Nepociano era de hecho el rey legítimo elegido por Alfonso II para sucederle, Ramiro quiso reclamar el trono y aún sin rebelarse abiertamente se desplazó a Galicia, que es donde tenía buenos apoyos seguramente por sus conexiones familiares. Es probable que el incidente ocasionado por Mahmud dos años atrás tuviera repercusión en la guerra civil por el trono asturiano, porque sería entendible que la aristocracia gallega, que desde el principio se resistió a quedar integrada en el Reino de Asturias, culpara a la estirpe de Alfonso II de un conflicto que no hubiera ocurrido si no hubiera asentado a ese peligroso grupo de bereberes en Galicia.

Recordemos que ya incluso en los lejanos tiempos del rey Fruela, padre de Alfonso II, nobles gallegos se levantaron contra él, y las conexiones familiares de Alfonso II se orientaban a Vasconia y no al occidente del reino, esto al final son factores muy a tener en cuenta para explicar el apoyo gallego a un pretendiente distinto al nombrado por el difunto rey. Nepociano pudo reinar durante unos meses, pero Ramiro, que por cierto ya tendría unos cincuenta años, reunió un ejército en Lugo para invadir Asturias y el ejército gallego de Ramiro y el de Nepociano se enfrentaron en el municipio de Cornellana en el paso del río Narcea, con el usurpador resultando vencedor de la única batalla que conocemos de esta guerra civil asturiana. Nepociano fue capturado en algún lugar de la Asturias oriental o Cantabria occidental, cegado, y obligado a entrar en un monasterio. El triunfo de Ramiro supone el triunfo de la aristocracia gallega en obtener cuotas de poder y mejorar su integración política en el Reino de Asturias respetando, eso sí, que la sede regia estaba en Oviedo.

El reinado de Ramiro I de Asturias

El reinado de Ramiro I de Asturias duró siete años, desde finales del 842 hasta febrero del 850, y tuvo sus dificultades desde el punto de vista interno y exterior. Además de acceder al trono mediante una guerra civil, Ramiro I se enfrentó a dos conspiraciones palaciegas, que terminaron sin éxito y con los conspiradores cegados o ejecutados. Puede que por este motivo el rey Ramiro mandase construir un palacio nuevo donde impartía justicia en la ladera del monte Naranco, a tres o cuatro kilómetros de Oviedo, el palacio de Santa María de Naranco que hoy en día se puede visitar y en su día fue transformado en iglesia, pero se hicieron obras en el siglo pasado para devolverlo a su aspecto original. Las crónicas llaman a Ramiro la vara de la justicia porque persiguió a los bandidos y ladrones y mandó a la hoguera a hechiceros que representaban la pervivencia de prácticas paganas en tierras del reino.

Santa María del Naranco, por Pablo Méndez
Santa María del Naranco, por Pablo Méndez

En esta misma época ya comenté en el episodio 31 El génesis del Reino de Pamplona como la coalición de los Banu Qasi y los Arista de Pamplona frente a Córdoba también contaba con el apoyo de gentes de Álava, Castilla y otras partes del Reino de Asturias, pero esta iniciativa no parece que contara con la participación del propio gobierno de Oviedo, seguramente iban a título individual o por conexiones familiares entre aristócratas y alianzas políticas de carácter más local. Donde sí intervino el rey Ramiro con las huestes del reino fue en la defensa por el ataque vikingo del 844, como ya comenté en el episodio 32 Abd al-Rahman II, el reformista, en que los vikingos pasaron un mes por el Reino de Asturias pero el rey Ramiro consiguió expulsarlos de Galicia sin demasiada dificultad. En las crónicas árabes León reaparece en el año 846, y eso dio lugar a la hipótesis del medievalista Claudio Sánchez-Albornoz de que el rey Ramiro había llevado a cabo la reorganización administrativa de la antigua ciudad de León para incorporarla al Reino de Asturias, pero lo cierto es que no tenemos noticias en las fuentes latinas de tal cosa.

Para entonces León era más bien un conjunto de casas más o menos cercanas, era digamos un poblado ruralizado sin capacidad para proyectar su poder a nivel regional, recordemos que con la conquista islámica se asentó una guarnición bereber en León pero con la revuelta bereber de los años 740 desapareció tal guarnición y León, igual que otras poblaciones de la cuenca del Duero, quedó sin ninguna autoridad reconocible y apenas sabemos nada sobre lo que ocurrió por ahí durante décadas, como ya expliqué en el episodio extra 12 Tierra de nadie. El Duero entre los siglos VIII y XI. El emir envió contra León a su hijo Muhammad, el príncipe heredero puso bajo sitio León y de noche los habitantes de León evacuaron la ciudad para refugiarse en el monte, a lo que los musulmanes se pusieron al día siguiente a saquear e incendiar sus viviendas.

El futuro emir no pudo derrocar las gruesas murallas leonesas de época romana pero les hizo tantas brechas como pudo con lanzapiedras antes de terminar la campaña, no sin pasar unos días causando más destrucción por la zona y capturando cristianos para esclavizarlos. Sobre el por qué de la campaña, sí que pudo ser que Ramiro intentase avanzar hacia la llanura de la Meseta y los omeyas actuasen rápido contra esta pretensión, pero también podría ser que fuera un ataque similar a otras poblaciones que estaban en tierra de nadie como Viseo y Coímbra y en todo caso esta acción pudo provocar que la población de León buscase la protección de la monarquía asturiana. Fue el hijo y sucesor de Ramiro, Ordoño I de Asturias, quien integrará con éxito en el Reino de Asturias ciudades como León y Astorga y las volverá a dotar de un obispo.

El arte prerrománico asturiano

El término arte prerrománico engloba todo el arte medieval de la Europa cristiana latina entre los siglos VI y X, entre el arte paleocristiano y el románico que surge en el siglo XI, básicamente es un término para un período temporal porque engloba estilos artísticos y técnicos muy distintos. El arte prerrománico asturiano podemos decir que es un arte eclético, es decir, es un arte que mezcla estilos propios e innovadores que no se pueden encontrar fuera del Reino de Asturias, otros que se notan que vienen de la tradición paleocristiana y tardoantigua hispana, y algunos elementos decorativos que vienen del mundo carolingio y bizantino. En la actual región de Asturias se conservan quince edificios de la Alta Edad Media del prerrománico asturiano, muy vinculados al poder político de Oviedo y de ahí su homogeneidad en el estilo a diferencia de lo que ocurría en otros territorios o de lo visto en el Reino visigodo.

Localización de edificios del prerrománico asturiano, por Lorenzo Arias Páramo
Localización de edificios del prerrománico asturiano, por Lorenzo Arias Páramo

Estos edificios eran modestos en su tamaño, no eran las grandes construcciones que te podías encontrar en el Imperio carolingio, bizantino o abasí, y eso ya nos da información desde el punto de vista social de la sociedad de Asturias en época altomedieval y de la capacidad económica de la monarquía asturiana y las élites sociales próximas a la monarquía. El prerrománico asturiano supone la máxima expresión del poder de la monarquía y las élites asturianas, porque en el período tardoantiguo no se había visto una monumentalidad similar en el actual principado de Asturias, y estos edificios eran un instrumento de control político y social y de protección o aumento de la riqueza familiar tanto para los monarcas como para aristócratas y propietarios de todo tipo. Además eran una forma de legitimación y de hacer propaganda del poder regio, porque ya desde por lo menos Alfonso II un elemento clave en la ideología del reino era su papel en la restauración de la Iglesia católica tras la conquista islámica, y eso también implicaba la necesidad de llevar a cabo la construcción de muchas iglesias, que podían servir indistintamente como monasterios o como oratorios.

Habría muchas más iglesias construidas por las élites locales de cada lugar o incluso por gente más modesta sin intervención de Oviedo, en especial fuera de Asturias, pero por desgracia poca cosa se ha conservado de entre los siglos VIII y X, cuando por cierto aún no se había generalizado el tener una iglesia en cada aldea. A pesar de que hubo heterogeneidad técnica en el Reino de Asturias con su arquitectura porque había regiones muy distintas, también es cierto que la monarquía asturiana promocionó templos de tamaños y planos similares y sobre todo elementos ornamentales en la escultura y pintura que se difundieron por los territorios del reino. En la historia del arte se suele distinguir el arte prerrománico asturiano de la propia Asturias y un poco en Galicia y Cantabria del arte clasificado como mozárabe en el valle del Duero, la Castilla condal y La Rioja, pero es dudoso que esto se base en criterios estilísticos y parece mucho más influido por las teorías de repoblación y del desierto del Duero que eran populares en el siglo XX.

Por ejemplo, se tilda de arquitectura mozárabe la que hace uso de alfices y el arco de herradura, pero lo cierto es que este ya se utilizaba en época visigoda y por tanto no es que venga de influencia islámica, en todo caso es un estilo algo continuista respecto al período anterior mientras que en el arte asturiano el arco de herradura es muy raro, quizás en parte porque recordemos que Asturias no formó parte realmente del Reino visigodo. El tema de si debemos revisar la clasificación de los estilos prerrománicos hispanos sigue abierto, y lo único que podemos asegurar es que el estilo de la propia región de Asturias es más uniforme y fácil de clasificar en una categoría que los estilos más difusos de otras partes del Reino de Asturias. Y hablando de clasificación, las técnicas constructivas de mampostería simple o en ocasiones más especiales de sillería y la falta de decoración en muchas ocasiones hace difícil la clasificación cronológica precisa de la mayoría de edificios del prerrománico peninsular.

Fuente de Foncalada de Oviedo, un ejemplo único de construcción de carácter civil del prerrománico asturiano, atribuido a Alfonso III de Asturias
Fuente de Foncalada de Oviedo, un ejemplo único de construcción de carácter civil del prerrománico asturiano atribuido a Alfonso III de Asturias

Si dejamos de lado los pocos ejemplos de edificios civiles, la arquitectura prerrománica asturiana tiene unos planes muy regulares, con edificios basilicales bastante pequeños, de cuerpo rectangular y con tres cabeceras con sus propias capillas y altares, y una arquitectura abovedada con arcos de medio punto, no el típico arco de herrería visigodo e islámico. Algunas iglesias cuentan con una puerta principal en la parte occidental del edificio con un pórtico y dos puertas laterales, que se ha sugerido en base a las ceremonias del bautismo que servían para segregar ya en la entrada los creyentes según el sexo, con los hombres entrando por la puerta lateral norte y las mujeres por la lateral sur, y en cualquier caso parece que en todas las iglesias se segregaba en el interior a los cristianos según el sexo. Una cosa que desaparece del período tardoantiguo en Asturias son los baptisterios que antes estaban diferenciados con su propio espacio, y ya no se realizan enterramientos dentro de la iglesia a excepción de alguna tumba privilegiada para obispos o algún otro personaje de la élite.

Del arte asturiano anterior a la época de Ramiro I destaca por ejemplo el aniconismo, es decir, el rechazo a representar con imágenes a Dios y a otros personajes religiosos, y es que el este debate sobre si representar o no a Dios, profetas y santos que es más conocido en el Imperio bizantino o en el mundo islámico también se llevó a cabo en toda Europa occidental. Las iglesias y palacios se decoraban con pinturas murales en el interior y exterior, siguiendo una tradición de la Edad Antigua que fue desapareciendo en el resto de Europa. En época de Alfonso II como he dicho no había representaciones humanas como observamos en la iglesia de San Julián de los Prados, mientras que los humanos y ángeles como representación del poder regio, la ley y la Iglesia son un tema central en el arte ramirense, como observamos en la iglesia de San Miguel de Lillo o en el edificio regio de Santa María de Naranco.

Iglesia de San Salvador de Valdediós, fundada en el 893
Iglesia de San Salvador de Valdediós, fundada en el 893

Y para terminar creo que vale la pena hablar del castillo más importante del Reino de Asturias, el castillo de Gauzón. El castillo de Gauzón se encontraba un poco al oeste de Gijón dominando la ría de Avilés y gracias a eso estaba a un solo día de Oviedo, de ahí que se erigiera en la costa asturiana la mayor fortificación del Reino de Asturias. Para el estudio de este yacimiento arqueológico fue muy importante tener en cuenta la historia paleoambiental, porque hoy en día el peñón de Raíces sobre el que reposan los restos del castillo está situado a 700 metros del mar, pero en la Edad Media estaba en plena línea de costa estando en la bocana de la ría de Avilés. Este castillo tiene ya precedentes de la Antigüedad tardía, y entre finales del siglo VIII y antes del reinado de Alfonso III se llevó a cabo la edificación de buena parte del castillo de Gauzón.

Vista desde la costa del castillo de Gauzón en el siglo X, por Pablo Aparicio Resco
Vista desde la costa del castillo de Gauzón en el siglo X, por Pablo Aparicio Resco

Fue posteriormente Alfonso III quien amplió la primitiva fortaleza con una iglesia y palacio y la monumentalizó construyendo con piedra, en una época en que aún predominaban en Europa las fortalezas de madera. Esta decisión de Alfonso III pudo deberse a una mezcla de deseo de darle majestuosidad a este castillo de la monarquía como para reforzar las defensas frente a ataques vikingos. Piensa que la construcción monumental es algo muy vinculado a la afirmación del poder político como vemos con la expansión del Reino de Asturias, porque por ejemplo carecemos de construcciones monumentales de esta época por iniciativa de élites locales sin suficientes recursos en otros lugares como la cuenca del Duero, pero ahí donde llegaba la autoridad de los reyes de Asturias los soberanos patrocinaron la construcción de iglesias, monasterios y otros edificios monumentales con las que otros aristócratas más locales o regionales no podían competir.

El castillo de Gauzón servía de centro administrativo, militar y portuario para la monarquía asturiana, se explotaba una salina cerca y también controlaba las poblaciones y varias iglesias y monasterios próximos que siguen existiendo y tienen origen en esta época, y de su puerto se cobraban portazgos y entraban y salían embarcaciones y mercancías. Fue en esta fortificación donde se confeccionó la Cruz de la Victoria, convertida en un icono del Principado de Asturias, porque el castillo de Gauzón disponía de un espacio metalúrgico para satisfacer el consumo interno de las élites asturianas. La monarquía, obispos y grandes terratenientes lo que pretendían era lo mismo, dominar un espacio, y la arquitectura con la construcción de fortalezas en lugares altos era una expresión de dominio aristocrático que se estaba extendiendo poco a poco por toda Europa asentando las bases para el posterior desarrollo de la sociedad feudal.

El Veredicto: El poder de la mentira

En El Veredicto de hoy me gustaría parar a reflexionar un momento sobre el poder de la mentira, cómo una idea que en origen es una invención sin base científica se asume como verdad y eso tiene unas consecuencias en la realidad. Ya he hablado multitud de veces de las consecuencias negativas de los nacionalismos que generan identidades contrapuestas y violencia, llegando en sus casos más extremos a provocar terrorismo, guerras y genocidios. Sin embargo, otras veces una mentira puede ser garante de la paz y del desarrollo económico sin perjudicar a nadie en particular, y esto me parece aplicable al caso del origen del culto jacobeo, o por ejemplo puede favorecer la integración entre pueblos distintos, como fue el caso de darle un origen genealógico común al pueblo godo y al hispano. Y tú, ¿puedes pensar en otros ejemplos de mentiras que han tenido consecuencias positivas para la historia? Espero tu respuesta en los comentarios.

Avance y outro

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Fuentes

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Una información de La Historia de España – Memorias Hispánicas

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